APRENSIÓN
Respecto de la premura con que algunos se manifiestan acerca de haberes traspuestos, en la larga noche de las marchitas esperanzas, habría que buscar su explicación en el modo de actuar frente a denuedo y abnegación del probo ciudadano, metido a redentor, en virtud de lo dispuesto por la autoridad competente en su misión de afrontar la diversidad de nacionalidades del mundo, con su variedad de credo y color en su plural disposición.
No es cuestión de fichar cada persona y tomar sus datos en un cómputo informático. Habría que averiguar otras fuentes del mal, quizá propias, relativas a la actitud y el talante observados respecto de esos pueblos, sometidos y sojuzgados a la potencia, cerca y lejana, que de cualquier modo ejerce su dominio sobre los más de la tierra.
Claro es que, hablar por los codos es harto peligroso, en estas circunstancias en que se debate la población mundial. Fuera bueno, sin embargo, que los poderosos y sus representantes, en cada gobierno, local y de estado, se reunieran con sus colegas, en franca amistad, y expusiera cada uno, sin ambages, cuál es la causa que provoca el desencanto, la desilusión, por tanto, que cunde dondequiera se halla el ser humano.
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Nuevamente enloquecido en este anhelo de emborronar sin cuidado, se despreocupa el autor de fijar celo y reglamento que pueda conducirlo felizmente a ser el mismo individuo de siempre, ajeno, por inconsciente, a cuanto grave problema sacude y agita a la sociedad. Ello hace que olvide la esencia de su tarea, en el encargo que lo compromete a realizar, de nuevo, un número limitado de folios, así como un rimero sin paginar de cuartillas, en donde habrá de expresar ideas y comentarios, lo mismo que opiniones y certezas, hasta aquí escondidos, bajo el manto, velo o tul de disimulo tras el cual oculta los cuerpos que cuelgan del hueco revelador de la pantalla.
Es forma inaudita de terminar la escena, pese a que el director del programa no permite evasión del tema en el parte de última hora.
JOSÉ RIVERO VIVAS