DESAGRAVIO

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  Cual si estuviéramos inmersos en actividad paralela ―en realidad, así es―, nuestra aportación, en cuanto creadores, carece de significado para quienes ostentan la potestad de marcar las pautas en este quehacer. Así vemos, de la noche a la mañana, surgir estrellas fulgurantes ―pequeños dioses―, que con su esplendor deslumbran al público en general, susceptible mayormente de adquirir la obra afamada, con el fin de devorar con avidez sus páginas, y salir presurosos a expandir su ditirambo acerca del autor privilegiado.
  A nosotros, escritores de olvido en un azaroso menester, apenas nos queda el recurso de insistir tenazmente en este tipo de actos, confiados en que alguna vez quiera la Diosa Fortuna aproximarse a humedecer el extenso desierto que estoicos atravesamos.
  Si un día acaeciera el magno evento, regocijados acogeríamos el feliz suceso. Mientras tanto, hemos de perseverar en esta abnegada vía, gozosos de vernos rodeados de los pocos incondicionales, que solidariamente nos alentamos en mutuo apoyo, con ánimo de sobrellevar este denodado esfuerzo, ajeno con frecuencia a grata compensación.
  No obstante la impronta adversa, sinceramente deseamos:
  Para ellos, que en próspera medida les toque la gloria en loor de multitud. Para nosotros, que nunca nos abandone la satisfacción de estar entre amigos.

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Texto leído en el Ateneo de La Laguna, Tenerife, en la presentación del libro

'José Rivero Vivas: un mundo literario rotundo', de Jose María Lizundia Zamalloa
JOSÉ RIVERO VIVAS
SAN ANDRÉS, DICIEMBRE 2010