HISTORIAL
Quiero acabar con el Historial de Montmartre, pero no sé cómo.
Esta frase me la he repetido infinidad de veces, sin lograr tropezar con el medio mediante el cual pudiera acabar con dicho Historial.
Pero, he aquí que hoy, en el momento en que escribo esas líneas, sin marcado propósito ni expreso fundamento, he dado con el arma que me dará el triunfo sobre el antiguo Historial.
Sentado en un banco de la Place du Tertre, viendo la enorme agitación que domina el ámbito, instigado quizá por la vista de tanto ser, ansioso de absorber recuerdos de estos parajes, martirizando, a diestro y siniestro, con sus imparables máquinas fotográficas, el tranquilo deambular de los transeúntes, he sentido deseos de apartarme de aquel ambiente, y así lo hice. Al avanzar una docena de pasos, con intención de alejarme del recinto, tropecé con el borrico que sobre su lomo lleva la pancarta anunciadora del sitio donde se exhibe el viejo Historial, y alborozado exclamé:
―¡Ya está!
Mato al burro, me dije, y se acaba el Historial de Montmartre.
Entonces vino a mi mente aquel pasaje de “Ensayo sobre la tolerancia” en el que Voltaire habla del sentir de los animales, y miré el paso del asno con profunda simpatía. Historial de Montmartre
JOSÉ RIVERO VIVAS
PARÍS, AGOSTO 1960